LA EDUCACIÓN COLONIAL - ENSAYO
LA EDUCACIÓN COLONIAL
La educación incaica tenía la
finalidad de formar a su gente en la obediencia de una ley del soberano, de
formar un imperio que de una oportunidad de vida civilizada a todo hombre,
tribu o pueblo que era conquistado. Primando así la producción y el respeto a
la moral en la educación que recibían, un hombre valía como grupo, con su
ayllu, su clan, su familia, a través del ayni y la mink’a, su valía era medida
por la capacidad de producción, su respeto a la religiosidad y la moral.
El choque de dos mundos nos
sucede en una época de riñas y luchas internas, los perdedores ven la
oportunidad de vengarse, cosa que nunca antes había opción, tienen como aliados
a hombres que poseían el uso de la pólvora, profanan las wacas, toman como
mujeres a las akllas, y se instalan en su capital para dictar órdenes y llevar
a su cumplimiento.
Ahora tiene dominado al imperio
completo, lo disminuyen en número, implantan las formas de vida que no podía
darse en su tierra, y cuando tienen hijos quieren darles una educación, pero la
pregunta más grande lo resuelven sin al menos analizar un momento, pues su
cultura les dice que lo que había se debe usar, sin opción a elegir, en
nuestros días hay tantas posibilidades que hasta tratamos de fusionar con la
intención de lograr lo mejor; el modelo educativo que está en actividad
entonces es la francesa, el enciclopedismo, el conocimiento en la razón del
hombre, que es un modelo de almacenamiento de conocimientos, formar personas que sepan de todo un poco,
bibliotecas andantes.
Se implantó la educación, se
crearon universidades, surgieron grandes oradores y defensores de ideas, pero
mi pueblo no progresa, sigue puesto al servicio del hombre invasor, se les
inculca la fe, pero la formar de vida es la misma, también aprendieron como un
tema más de la enciclopedia. Así pasaron 300 años, en intentos de
enriquecimiento, el riñas de los que gobiernan y los criollos que no tienen
opción a gobernar y el pueblo que no sabe si tiene o no un lugar para
organizarse, sometidos sin opción a gozar de su humanidad, considerados casi
humanos o un especie de baja condición, casi animales sin razón, ese pueblo
fueron alguna vez miembros de un gran imperio, tenían la sabiduría puesta en su
trabajo.
La sabiduría del pueblo les decía
que si no podían vencer con la fuerza, debían usar la fuerza del enemigo para
vencerlos. Unieron consentidamente sus vidas con la esperanza de que sus hijos
tengan una oportunidad en la sociedad de esos barbaros invasores de su tierra,
nacieron mestizos, mulatos y criollos, hijos de la madre tierra donde vivían,
la madre de los incas, la tierra que era ultrajada, arañando sus entrañas
instalaron mineras. Estos hijos nacidos, fueron aun la prueba a ser o tratar de
ser como los españoles, saber su cultura, conocer sus aspiraciones, involucrarse
en sus asuntos, y así surgieron generaciones y generaciones que ya llegaban a
incluso ocupar cargos públicos al servicio del virreinato, la formación seguía
como instrucción de las cosas básicas y elementales para que puedan servir
mejor a los gobernantes.
Leer y escribir entró en su
aprendizaje, aprendieron que con ellos se podían también comunicar hasta a
distancia, intentaron mesclar la práctica de su servicio con los números y
calcular lógicamente las diferencias de existía en esa sociedad de tantas
desigualdades. El pueblo se encuentra dividida en razas, clases sociales, suman
5 clases a los cuales se seguirán sumando al pasar los años; los españoles, los
criollos, los mestizos, los mulatos, los indígenas y otros nuevos llegados de
Europa, Asia y África. Este pueblo de numerosa variedad es bautizada con el
nombre de PERÚ, que según avanza su educación avanza la gesta de su liberación,
y como visible, fue lenta, muy lenta, pues la educación que se recibe no va
tanto a la practicidad sino al conocer y saber para plantear bases.
Por tal motivo, es necesario
queridos hermanos y hermanas del Perú la gesta de una revolución educativa,
porque aun vivimos en ña educación de la colonia, porque en todo este periodo
republicano hemos admirado la sabiduría clásica que trajo la colonia, es
momento pues de despertar y escribir nuestro progreso, nuestra cultura,
adornarla de propia imagen, la cultura que tenemos nos pertenece, pues nosotros
hacemos vivencia de todo cuanto nos dejaron nuestros antecesores. Es nuestro
deber el mantener y mejorar, no podemos esperar que sean otros, foráneos
quienes nos digan de qué manera nos debemos sentir bien, que costumbres debemos
practicar, que conocimientos debemos cultivar para el progreso de nuestra
sociedad, somos nosotros los peruanos quienes tenemos el deber y el derecho de
llevar a nuestro país a un futuro mejor, sin opresiones, con representatividad
legal, con derechos que se cumplan con justicia y no por oportunismos
favorables solo para una minoría.
Para lograr esta revolución son
necesarios varias cosas que hagan fuerza sinérgica, una y la más principal es
la educación; la cual despierta a la nueva generación que hoy pasa ya formar
parte de la población ciudadana, con derechos y deberes de ciudadanos, la
educación debe estar orientada a la investigación y la puesta en práctica de
los nuevos proyectos que surgen de las problemáticas actuales o pasados, los
cuales puestos en la práctica (tecnología) producirán todo lo necesario para el
progreso de nuestra sociedad y se podrá dar a nuestro pueblo la calidad de vida
que tanto se anhela.
No se trata de menospreciar la
educación colonial, ni mucho menos criticarla de retrógrada o ciencia muerta,
porque bien o mal es la educación de esa época el hilo que condujo a la ciencia
hasta nosotros, quizá se podía mejorar o haber elegido otros sistemas
educativos, pero fue lo que se tuvo y lo que podían brindar entonces nuestros
colonizadores. Por tanto sin llanto sobre leche derramada, tomamos cuento
tenemos y nos proyectamos, en nombre del cambio, en nombre de una revolución
para mejor, en nombre de que ahora nosotros debemos escribir nuestra peruana,
porque nosotros lo vivimos, nosotros lo sufrimos, nosotros lo cargamos en
hombros. Por eso y más es hora de llevar la educación a esferas de
competitividad, de capacidad y sobre todo formar una sociedad ético-moral.
Esa debe ser nuestra cultura,
hombres libres en un país justo, con una calidad de vida justa, que por
voluntad general vive en una democracia, en una sociedad ética, en una sociedad
moral, con principios y valores practicados en su vida. Con gobernantes que se
miden al progreso y desarrollo de sus pueblos y no cuidan su lucro personal.
Esa es la sociedad que tenemos que crear porque el hombre peruano es tan igual
que cualquier otro habitante de cualquier otro país. No somos menos que nadie
ni por nuestra raza, ni por nuestra lengua, ni por nuestra historia, somos un
pueblo que camina unida. Avancemos pues por tanto hacia esa cultura peruana que
un día decidió ser un pueblo organizado, un pueblo que se gobierna, un pueblo
que se tiene confianza, que avanza a fuerza de su esfuerzo y sudor.
Somos peruanos y nosotros ahora
conduciremos a nuestro país a un desarrollo social.
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